Por INTA 25 de Mayo: Alimentación de vacunos luego de un verano seco

Para lograr una mayor eficiencia productiva y económica luego de un verano con escasés de precipitaciones, es aconsejable reordenar los rodeos mediante el ajuste de la carga animal, utilizar los recursos disponibles con la mayor eficiencia posible, evitando pérdidas innecesarias y asignando la suplementación de emergencia según la calidad de la misma y los requerimientos de las diferentes categorías. Esto es no descuidar la vaquillona de reposición, las vaquillonas con primer servicio y utilizar el encierre de la recría para optimizar el eventual uso de las pasturas y verdeos.

Alternativas para distintos recursos forrajeros

Verdeos de invierno y pasturas

     En caso de poder sembrar, los verdeos recomendables para condiciones de lluvias escasas son centeno, triticale, avena y cebada. El raigrás anual es menos tolerante a la falta de humedad. Se debe recordar que la siembra de verdeos más allá del 1 de abril ocasiona retrasos en el primer pastoreo y acorta el período de utilización, por lo cual se reduce el retorno económico del cultivo. Aunque los verdeos se deben sembrar a fin de verano principios de otoño, este año podría ser una excepción, si la alternativa a ello es malvender la hacienda, o que se deteriore su estado corporal llevando a comprometer la producción futura.

     El uso de fertilizantes permite incrementar la producción y adelantar el pastoreo, siempre que se cuente con humedad en el suelo. En el caso del nitrógeno, en pasturas dominadas por gramíneas, la fertilización a principios de julio sería recomendable para adelantar la producción de forraje desde mediados de agosto.

     La siembra de pasturas está demorada en muchos lotes por encontrarse los suelos secos. En el caso de que ocurran lluvias de cierta magnitud durante abril, recordar que es posible sembrar praderas hasta principios de mayo, no siendo recomendable más allá de esta época. En las de base alfalfa y festuca, se recomienda incluir cebadilla criolla para aumentar la oferta de pasto al primer pastoreo. No se aconseja usar cultivos acompañantes, por ser competitivos, especialmente por agua, y provocar pérdidas de plantas de la pastura.

     En praderas jóvenes degradadas por la sequía y sin gramón, si se restaura la humedad del suelo, se puede pastorear intensamente y luego intersembrar raigrás anual diploide, cebadilla criolla y trébol rojo. Se sugiere usar fosfato diamónico para favorecer el establecimiento y la producción inicial.

Suplementación

     Dada la menor producción de las pasturas y cultivos destinados a reservas, se sugiere la máxima eficiencia en el uso de rollos y silos. Para ello hay que tener en cuenta la calidad del forraje conservado y los requerimientos de las distintas categorías del rodeo, controlando la extracción, el suministro y el consumo, para evitar las pérdidas.

     Si se dispone de granos de maíz o sorgo, suministrarlos para mantenimiento en vacas a razón de 1 % del peso vivo (alrededor de 4,5 kg de grano/vaca/día) o en recría para pequeñas ganancias de peso un 1,5 % del peso vivo (para un animal de 200 kg unos 3 kg de grano/animal/día). Prever un período de acostumbramiento no menor a 15 días, en el cual se debe aportar fibra larga y comenzar con un suministro de grano equivalente al 0,25 % del peso vivo. Este mismo porcentaje se debe incrementar cada dos o tres días hasta llegar al 1,5 %.

     Se recomienda analizar el valor nutritivo y la calidad fermentativa del silaje y asignar su uso de acuerdo a las categorías y/o corregir su valor nutritivo con concentrados.

     Los rastrojos de maíz, no se deberían descartar en estas circunstancias de falta de forraje. Los granos de las espigas en el suelo, sumado al marlo que tiene fibra de aceptable calidad y a las especies espontáneas que puedan crecer, ofrecen una alternativa válida para su utilización en momentos críticos. Conviene pastorearlos en pie por un período no mayor a 30 días, de manera que el animal pueda seleccionar grano, marlo y malezas de alto valor nutritivo para mantener su peso o tener pequeñas ganancias. A su vez se conserva una parte del rastrojo (50 %) para no comprometer el aporte de carbono en los sistemas de siembra directa. En el caso de optar por confeccionar rollos de rastrojos, se debe recordar que estos requieren precauciones para su confección y no permiten ganancias de peso si no se los suplementa. Su empleo es para categorías de bajos requerimientos por un periodo acotado.

     Aquellas sojas de segunda que se encuentren en muy mal estado, podría ser una alternativa aprovecharlas con los rodeos de cría para mejorar el estado corporal, disminuir costos en el rubro agrícola y darle descanso al pastizal, que podría reservarse para el invierno.

Posibilidades de intervención en los próximos meses

Escenario 1: Normalización de las lluvias a partir del otoño

     En el caso de las pasturas base gramíneas, normalmente empezarían a producir ahora si las lluvias comienzan a normalizarse a partir de abril, y el impacto sobre la cría sería menor, dado que para el momento de mayores requerimientos de las vacas se recompondría parcialmente la producción de forraje de las pasturas y pastizales.

Escenario 2: Normalización de las lluvias a partir del invierno

     Si las lluvias otoñales se normalizan lentamente, las pasturas reducirán sensiblemente el crecimiento de forraje otoñal, y habrá menos disponibilidad de pasto al inicio de la época de mayores requerimientos de las vacas, es decir cuando se avecinen las pariciones. La normalización de las lluvias durante el invierno tiene un bajo impacto sobre la productividad de las pasturas por dos razones, las temperaturas en esta estación son limitantes, y las lluvias normales durante estos meses son mucho menores al otoño. En este segundo escenario, se deberán prever otros recursos alimenticios para complementar a dichas pasturas, como los mencionados precedentemente.

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