Por Leo Baldo: “Somos la polifonía de la ignorancia y el olvido”

Seré breve. Iré al hueso. Un sindicalista menemista y representante de los gastronómicos dijo alguna vez: “Hay que dejar de robar al menos por dos años”. Luís Barrionuevo se sinceraba con una frase estridente respecto de las distribuciones que hay en el Estado sobre sueldos y cargos y, de la relación que el Estado tiene para con los empresarios. Tiempos de muchas teorías económicas que se exponían y se exponen en mesa de debate y las acapara el show:  que “ley del derrame”, que “proteccionismo”.

Pero, vaya, siempre la salud y educación como ejes de campaña, acá y en varios lugares de nuestro país. El que vota por el mensaje mediático está condenado a vegetar desde el punto de vista de actor que elige en un sistema democrático y republicano.

El fenómeno Javier

Milei no es un “outsider”, el tipo viene de la línea de la economía austriaca, propone que el mercado se regule sólo, que el Estado sea una especie de ceniza. Javier entra a las villas, habla de la libertad como si él la tuviese para todos. Lo escuchás cuando no se saca y convence. Aun hablando de la venta de órganos. Milei no es un outsider, sino que creció al ritmo de la tele como opinólogo y personaje mediático hablándole de economía a un segmento que buscaba otro producto discursivo. Varias veces discutió con yayo (también economista) en el viejo programa “Sin Codificar”. El ya candidato a presidente, se muestra como alguien formado que da conferencias por todo el mundo y hasta dona su dieta. “Lo del Estado – cosas en la que no cree- es de ustedes”, interpreto que nos dice. Desde una derecha que no es la macrista ni de la vieja UCD (pasa en el mundo, España, Italia, Brasil), reivindica que con el anarquismo se puede ir hacia delante, le roba aquel fuego a Prometeo para dárselo a los dioses de no sé qué lugar financiero. No es anarquismo, lean. Javier está financiado por el dueño de un medio. Se trata de Eduardo Eurnekian, de Grupo América y ya lo vio. Es una apuesta en los días. Eduardo sabe del raiting y eso debe trasladarse a las urnas.

Los más preparados

En algún momento el kirchnerismo puso en tela de juicio lo siguiente: aquella persona más preparada en tal campo, que trabaje para el Estado. De alguna manera pretendían replicar lo que llevaba adelante Alemania o replicar algo de nuestro pasado. “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa», dijo Marx. Es un eterno retorno que nos agota. Pero el kirchnerismo repartió cargo a propios de La Cámpora y le dejó el Afsca al señor Sabatella que no supo discutir la vieja Ley de Medios. Nos hablábamos a nosotros mismos. ¿Querés hacer guita sin laburar para el Estado? No, no es así. En la polarización entre macrismo y kirchnerismo, eso pasa. Pasa con algunos docentes, pasa en otros lugares no públicos. El trabajo no solo es comida, sino terapia.

Le estamos pifiando

En la escuela en la que trabajo, varios estudiantes me dicen que van a votar por Milei. Ante la pregunta, “¿por qué lo votás?, uno respondió porque “es el más creíble”, pero cuando le consulto sobre si sabía lo que era el libre mercado, dijo que “no”. Otro lo vota porque tiene tik tok. No es un panfleto anti – Milei, Milei entra al juego por lo siguiente. Algo que la dirigencia tradicional, los partidos que más suman votos, ignoran:

Acá va:

Una médica municipal de carrera profesional con 30 de antigüedad gana 78 mil. Una persona que trabaja en otro ente público, supera ese sueldo. «Ah, pero Favaloro.  Ah, pero Carrillo. Ah, pero los médicos y enfermeros en pandemia», en efemérides o discursos repetidos de campaña con luz sobre la cara del candidato.

Después se filtran esos «outsiders» mediáticos. Le abrimos las puertas por nula acción política y por pereza en cuanto a conocer las tramas, varias tramas, que fundan y refundan nuestra historia.

En fin: «Somos la polifonía de la ignorancia y el olvido».

*Por Leo Baldo

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