Un veinticinqueño es parte del diseño de un edificio que apuesta a la convivencia comunitaria

El edificio proyectado está implantado en el barrio de Retiro, centro neurálgico a escala metropolitana donde existe una gran desconexión ciudad–río y propone disminuir el ritmo para vivir los espacios comunes.

Para crear oportunidades de encuentro se diseñan áreas de uso que fomenten la apropiación de los habitantes.

El edificio se desarrolla a partir de un patio central, permeable pero íntimo, en relación con el vacío del plan maestro, un sector de uso al aire libre en contacto con el verde.

El objetivo urbanístico es integrar el área a la ciudad y al río.

El objetivo urbanístico es integrar el área a la ciudad y al río.

Se conforman los límites de la manzana para recomponer el tejido urbano de la ciudad formal y así, sobre la calles Letonia y Mortz, el conjunto adopta una escala más baja en relación con ellas. Sobre Comodoro Py, vía de mayor jerarquía, crece en altura.

El sum actúa como pieza de cierre hacia la plaza pública con una expansión común en su azotea que permite la relación con la misma.

Corte transversal

Corte transversal

Se utilizan los espacios de llegada de los núcleos como una segunda instancia de interacción entre los vecinos de los mismos niveles, con posibilidad de realizar cualquier actividad espontánea.

Entendemos a las familias como núcleos cambiantes que requieren espacios adaptables que acompañen este crecimiento. Proponemos tipologías flexibles, moduladas por la estructura que habilita diversas configuraciones.

Planta Baja

Planta Baja

Los materiales son racionales, ladrillo y hormigón visto, perdurables y de bajo mantenimiento; mientras que en las viviendas se utiliza un cerramiento de fachada de paneles de chapa perforada como protección.

Comentario de la cátedra

En 2020, el ejercicio a resolver por los estudiantes constaba de una propuesta urbana en una manzana del área de Retiro, de unos 13 mil m2, dentro de la cual se integraba un Conjunto de Vivienda colectiva promovida por el Estado, con espacios de uso comunitario y locales comerciales que totalizaban unos 4.500 m2.

En este caso, se trabajó con habilidad en la integración del edificio con las áreas públicas, haciendo casi una apología del espacio urbano mediante la cesión del interior de la manzana al uso comunitario.

Tipologías

Tipologías

El tipo de espacialidad urbana lograda, por cierto bastante escasa en Buenos Aires, es una clara apuesta a la interacción y convivencia barrial.

El conjunto está configurado y contenido por dos cuerpos en forma de L, cuya planta baja es exclusivamente de uso comunitario, y que, a su vez, definen la manzana sobre la línea oficial.

Por encima del basamento de locales comerciales y talleres, en tres y cinco plantas, se disponen las viviendas multifamiliares de uno, dos y tres ambientes, resultando tipologías flexibles, con espacios de trabajo y/o la posibilidad de ampliación.

La escala, la materialidad y el modo de habitar del proyecto dan cuenta del objetivo urbanístico de integrar el área a la ciudad y al río, en consonancia con la inminente recuperación de la ribera.

El proyecto plantea diversidad de uso y por ende poblacional, a través de un cambio de ritmo, un uso peatonal y doméstico de la ciudad y un espacio apropiable por los ciudadanos, en convivencia posible con los enormes edificios de orden institucional y de servicios del enclave. 

Los autores

Andrés Agustín Loureiro (30 años) está cursando el 4° año de la carrera. “Creo que hoy más que nunca la arquitectura puede cambiar el modo de pasar por la vida y espero poder aportar a eso. La sociedad está viviendo un momento muy duro desde hace un año y nos hace repensar el modo de habitar. Es necesario el contacto estrecho con la naturaleza, la sociedad tiene que volver a esa mixtura en las ciudades”, aporta.

El interés por la arquitectura no le fue heredado, “se despertó ya de más grande”. Aficionado a la fotografía e interesado también en la historia, hace poco inició el proyecto @talleraprima: “La idea es poder llegar a todos del mismo modo y que el diseño o la arquitectura no sea solo para algunas personas”, explica.

Tomás Schweizer (26 años), en cambio, cuenta que siempre tuvo claro que su vocación era construir. “Es una carrera que nunca se termina de estudiar, constantemente aparecen nuevos puntos de vista tanto de usuarios como de referentes que van cambiando las formas de proyectar”, comenta, al tiempo que anhela volver al taller en breve.

Actualmente, trabaja en la Subsecretaria de Mantenimiento Urbano realizando certificaciones de veredas de la CABA y se ofrece de voluntario para los vacunatorios. Mirando adelante, su plan «es tener un estudio con un socio y presentarnos a concursos, es un camino que voy construyendo día a día”.

Alumnos. Andrés Agustín Loureiro y Tomás Schweizer Materia. Arquitectura 3 Cátedra. MyVS – Daniel Gombinsky – Fernando Schifani (FADU-UBA) Adjuntos. Arturo Rovoira, Osvaldo Monterubbianesi, Hugo Amante, Patricio Curti y Fabio Bellocchi JTP. Marta Algañaraz Docentes. Pablo Lavalle y Hugo Amante.

Crédito: Diario Clarín – GB

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