Ivermectina: qué dice un investigador del Conicet que la estudia hace 25 años

La decisión de cinco provincias argentinas de habilitar la instrumentación de ivermectina para tratar pacientes con coronavirus ha puesto a este antiparasitario otra vez en debate público.

¿Está a probado o no está aprobado? ¿Sirve o no sirve como herramienta para mitigar los efectos devastadores de la pandemia? ¿Por qué las autoridades regulatorias no le dan vía de aplicación para el SARS-CoV-2 bajo un protocolo y una guía de articulación segura?

Adrián Lifschitz es médico veterinario, Doctor en Ciencia Animal, investigador principal del Conicet en el Instituto Civetan (Centro de Investigación Veterinaria de Tandil) -que dirige el Doctor Carlos Lanusse- y es profesor asociado de farmacología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro (Unicen), en la localidad bonaerense de Tandil. 

Forma parte del consorcio público-privado conformado por representantes del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta (IIET, UNSa), el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (CIVETAN, CONICET-UNCPBA-CICPBA), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la Unidad de Virología y Epidemiología Molecular del Hospital Garrahan que está estudiando la aplicación de la ivermectina en casos tempranos de infección por SARS-CoV-2.

En diálogo con DIB, Lifschitz hizo una aclaración crucial sobre la aprobación o no de la ivermectina para su uso en humanos. “Está aprobada para animales y para humanos por la Anmat, y muchos confunden la aprobación con la indicación. Está aprobada la indicación como antiparasitario”, precisó.

En ese sentido, lo que dejó en claro es que de elaborarse un protocolo, de acuerdo a la evidencia científica de distintos estudios, la Anmat debería habilitar la indicación como antiviral para su uso en casos de Covid-19.

“Si uno quisiese tener una herramienta para que cualquier médico de cualquier lugar del país ante un caso de covid decida dar ivermectina, debería haber un protocolo estandarizado a nivel nacional, eso es lo que falta”, remarcó, y añadió: “Información hay y en un estado de emergencia como en el que estamos, tener una herramienta que puede ayudar, porque nadie está diciendo que es una cura mágica, si se pudiera tener un protocolo estandarizado con una ficha de seguimiento, se podrían obtener muchísimos más datos y nosotros estamos seguros de que ayudaría”.

Acerca de la investigación que vienen realizando, el especialista expresó que “es una prueba de concepto, la hicimos con 45 pacientes con Covid-19 en centros de salud de CABA, orientado a ratificar ‘in vivo’ lo que había salido ‘in vitro’, nos concentramos en la evaluación de la carga viral, entonces a los pacientes que recibieron ivermectina durante cinco días seguidos, se les sacaba sangre y medíamos la cantidad de ivermectina y de carga viral, para sacar la relación”. En tanto, aclaró que no pudieron “mirar objetivos clínicos”.

No obstante, las conclusiones a las que arribaron, parecieran ser promisorias. “En forma general, el estudio nos dio que los pacientes tratados con ivermectina bajaron más rápido la carga viral”, indicó.

Más allá de los tiempos, que con rigor científico en un momento no pandémico se habría realizado con más pasos y en años, tal como ocurre como todos los desarrollos de vacunas, Lifschitz hizo hincapié que siendo un momento “de emergencia”, la discusión pasa por ver si este fármaco puede ser útil, “por lo que sería importante poner toda la evidencia disponible y analizar si puede ser una herramienta o una rueda de auxilio”.

La ivermectina, en tanto, se utiliza desde hace muchos años como antiparasitario, por lo que hay un recorrido de investigación previo a la pandemia que sirve de base para conocer sus efectos adversos, dosificaciones y posibles toxicidades.

“Circula información de la  buena y de la mala, y en muchos lados circula que tiene un montón de efectos adversos, pero eso realmente no tiene asidero. Tiene efectos adversos como cualquier fármaco, incluso los de venta libre”, recalcó el investigador, y añadió que “ivermectina reciben miles de pacientes por año con la dosis antiparasitaria, especialmente en Asia, África y Centroamérica, por diferentes parasitosis, y los efectos adversos reportados son poquísimos y menores”.

Otro debate que hay en la comunidad científica alrededor de este fármaco es sobre la dosis necesaria que habría que indicar en casos de infección por SARS-CoV-2.

“Sobre la dosis, hay una confusión: se toma la concentración que salió ‘in vitro’ en el trabajo de un grupo de australiano que se conoció, en un cultivo celular, como si esa fuera la dosis necesaria ‘in vivo’, y no es tan así. Es una discusión muy científica o técnica, los que tenemos experiencia de trabajar ‘in vitro’ con ivermectina, yo llevo 25 años, sabemos que siempre un modelo in vitro necesita una sobresaturación, eso no quiere decir que se necesite lo mismo ‘in vivo’, porque ‘in vivo’ está además el sistema inmune de la persona”, subrayó Lifschitz.

Evidencia científica

En Argentina se están llevando adelante varios estudios sobre el uso de la ivermectina, tanto sobre la carga viral como en profilaxis. Uno de ellos está liderado por los médicos Héctor Carvallo y Roberto Hirsch, quienes realizaron un estudio con 162 personas trabajadoras de salud; otro se está realizando en Corrientes con unos 500 pacientes.

“En estos meses hay una enorme evidencia a nivel nacional e internacional sobre el uso de la ivermectina. Hace un mes se formó un grupo, que lo encabeza un investigador de una universidad de Liverpool, Andrew Hill, del cual formamos parte, ya que él contactó a todos los investigadores que hicieron algún trabajo con ivermectina y covid, y armó un trabajo que se llama meta análisis, que es tomar toda la información de diferentes ensayos, aunque se hayan hecho de manera diferente, y luego con estadísticas, evaluar si hay un efecto verdadero o bien decir en realidad ‘tal trabajo dio una cosa, otro otra’”, confió el especialista. “Según ese meta análisis, sobre 18 ensayos controlados a nivel mundial y más de 2 mil pacientes tratados con ivermectina, se ve un efecto positivo en tres campos: se disminuye la carga viral más rápido, o sea los pacientes se curan más rápido, hay menor tiempo de hospitalización y un 83% menos de mortalidad”, indicó Lifschitz, y agregó: “En febrero se terminan unos ensayos más, y se calcula que para abril habría ya 10 mil pacientes bajo estos estudios controlados”.

Estos estudios de meta análisis tuvieron su resonancia. “En el último informe (de Hill) estuvo presente la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la FDA de Estados Unidos y el NIH (Administración de medicamentos y Alimentos e Institutos Nacionales de Salud, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos cambiaron lo que su visión, antes tenían una visión en contra de la ivermectina y ahora, por presión de un grupo fuerte de médicos que se llama Alianza contra el Covid, que declaró en el Senado, cambiaron y dijeron que la evidencia disponible no les permite estar en contra pero tampoco a favor. Eso es un cambio grande, porque dicen que ya no están en contra, aunque todavía falta evidencia”, concluyó. (DIB) ACR

Por Ana C. Roche, de la redacción de DIB

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