Harry Potter: un mágico origen

La autora de esta maravillosa saga tuvo muchos malos momentos antes de poder conseguir el éxito que actualmente disfruta. La suya es una historia de superación personal, pasión, perseverancia y amor. Sin su firme determinación, tal vez nunca habría llegado hasta nosotros el mágico mundo que ha creado.

Después de la muerte de su madre, en 1990, se mudó de Inglaterra a Portugal, donde se casó con Jorge Arantes, un periodista. Su matrimonio no funcionó, por lo que se divorciaron al cabo de un año. Por ese entonces, J. K. Rowling era una mujer soltera con una hija recién nacida, Jessica, y sin trabajo. Por esa razón, decidió volver al Reino Unido para buscar nuevas oportunidades y se instaló en Edimburgo, Escocia. Más tarde, describiría su situación económica como «todo lo pobre que se puede ser en la Gran Bretaña moderna sin vivir en la calle». Su difícil realidad la había sumido en una profunda depresión y parecía no tener salida. Fue entonces que una «idea insólita» surgió de pronto y se incrustó en su cabeza, sin dejarla en paz hasta que la hubiera escrito. Según sus propias palabras:

«Iba en un tren de Manchester a Londres. Estaba sentada ahí, pensando en nada que tuviera que ver con escribir, y la idea salió de la nada. Pude ver a Harry muy claramente, este delgado niño pequeño; y fue un golpe intenso de adrenalina. Jamás me había sentido tan emocionada por algo. […] Fue como la increíble sensación que se tiene cuando conoces a alguien con quien te vas a enamorar. Eso fue lo que sentí cuando me bajaba del tren».

Este primer impacto se asentó con el tiempo y le dio origen a una de las sagas juveniles de ficción más leídas de todos los tiempos. En la cafetería escocesa ubicada en el número 21 del puente de George IV, The Elephant House, —que actualmente se conoce como el lugar de nacimiento de Harry Potter— Rowling trabajó sin descanso en su libro. Para el año 1995, Harry Potter y la piedra filosofal estaba terminado; solo faltaba encontrar una editorial que quisiera publicarlo. Envió manuscritos a doce diferentes editoriales y todas los rechazaron.

Fue recién un año más tarde, cuando la editorial Bloomsbury aceptó publicar su trabajo, aunque sin demasiada convicción. La primera edición fue tan solo de 500 ejemplares; pero los lectores, que al instante reconocieron el talento de la escritora, los agotaron en muy poco tiempo, demostrando el verdadero valor y el potencial que tenía este nuevo mundo que se estaba creando en el papel. Actualmente, J. K. Rowling es una de las personas más ricas del Reino Unido y sus libros han sido leídos por millones de personas e incluso han tenido mucho éxito en formato audiovisual.

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