Comenzar a desarrollar tecnologías para la educación es un gran desafío

En el nuevo mundo que se avecina a diferencia de emprendimientos destinados a los sectores de servicios o financieros, los fondos destinados a proyectos educativos son más difíciles de obtener, los inversores están acostumbrados a mirar con desconfianza proyectos destinados a las aulas porque tienen una alta posibilidad de fracasar.

Sin embargo, hay que convencer desde las distintas gestiones educativas  que las tecnologías de “la educación están destinadas a cambiar la vida de miles de personas es uno de los motores que mueven a los innovadores”.

Es cierto que muy lentamente la tecnología irrumpe en las aulas y su potencial está todavía por verse, pero es indispensable pensar nuevos entornos formativos o áreas de trabajo en las escuelas de esa manera por muchos motivos.

Nuestros alumnos están conectados diariamente con las nuevas tecnologías, a los docentes nos demandan trabajar sobre esas áreas, porque ellos viven dentro de ese mundo, nacen con ello. Hoy día es fundamental pensar más allá, trabajar en esas áreas, romper contra todos los estereotipos existentes. No podemos continuar tratando de motivar  nuestros niños, jóvenes y adultos con una pizarra y una tiza.

Para poder empezar por esta senda de nada sirve que solo el Estado intente ir en esa dirección, hay que convocar a otros acores sociales, reconvertir áreas y espacios dentro de todos los establecimientos educativos. Y cuando el estado invierte para avanzar en estas áreas hay que de una vez por todas hacerlo coordinadamente, de nada sirven espectaculares inversiones si luego nada funciona.

Hoy existen en el mundo fundaciones y empresas que invierten fondos millonarios alrededor miles de iniciativas para transformar la educación pública.

De esta manera las escuelas pueden comprometerse a lograr un impacto social, a tener una diferencia, buscando fondos e inversores que estén dispuestos a aceptar retornos que no son como los que encuentran en tecnologías enfocadas al consumo.

Los nuevos inversores deberán aprender a ser pacientes con los retornos y los resultados. Es por eso que es importante que las escuelas logren aprendan de los errores del pasado para que sus proyectos puedan madurar y encontrar el éxito.

Se pueden mencionar algunos consejos que deberían tenerse en cuenta para quienes quieran revolucionar la educación.

Conocer las aulas: el medio ambiente en el que operará su desarrollo tecnológico a lo largo de todo el proceso de construcción de su producto.

Estar preparado para el fracaso. El objetivo es no quedarse ahí sino reintentar y mejorar, a partir del análisis de tus datos y los resultados de la operación de la tecnología en las escuelas.

Innovar pensando en las necesidades de la gente: Toda innovación en debe pensar en los resultados que buscan maestros, alumnos y la escuela y cómo buscan obtenerlos. Es importante definir objetivos y luego medir y documentar.

Equidad y diversidad: Es importante recordar que trabajar en educación, es trabajar con un tema que implica un compromiso con mejorar la vida de las personas. Todos los desarrollos deben realizarse con el objetivo de favorecer la equidad y el respeto a la diversidad.

Comunícarlo: A la hora en que los maestros deben elegir trabajar con una nueva herramienta tecnológica, su fuente más confiable para su decisión es la opinión de otros maestros. Comunicar bien las ventajas de tus herramientas entre los docentes y amplificar los mensajes en canales dedicados a ellos aumenta la posibilidad de éxito.  

*Santiago Zunino, docente de Lenguajes Tecnológicos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *